Acabo de terminar la novela hace un par de horas y aún siguen rondando en mi cabeza ideas, nexos que se me escaparon en la primera lectura, imágenes poderosas vislumbradas a medias porque no sabes el significado que tendrán posteriormente. Historia de lo intrascendente y de lo trascendente, el Atlas de las Nubes sigue decantando.
Definitivamente, lo primero que llama la atención es la estructura plena de virtuosismo literario, en una narrativa ágil y envolvente. Acababa de terminar de leer la serie de Game of Thrones y leer a Mitchell es como tomarse un buen vino después de estar tomando agua con vinagre.
Leí otras reseñas sobre lo maravillados que habían quedado algunos lectores (todos de habla inglesa) al terminar de leer el Atlas en las Nubes, cosa que a mí no me sucedió, sin embargo, es una novela que me deja un estupendo sabor de boca y sé que no perdí el tiempo leyéndola. Creo que más que una novela con gran contenido metafísico (que al parecer es sobre lo que se decanta la película que se estrenará) el Atlas de las nubes es una novela bien lograda, entretenida, exigente sin caer en el esnobismo, que quizás valdría la pena releerla para deleitarse con los detalles que va dejando Mitchell en el camino a través de la historia y de la humanidad.
El Atlas de las Nubes muestra una humanidad llena de opciones, compleja y con decisiones nada fáciles, como la vida misma, con lenguajes diversos, polifónicos y complejos. Muestra los claroscuros del alma humana, y como toda obra literaria que se respete, el lector llena los espacios con su propia experiencia.
Repleta de personajes entrañables —Frobisher, Rey y Cavendish mis favoritos, aunque la extraña Somni me robó también el corazón— la novela te envuelve sin que te des cuenta. No es una novela que atrape con la primera página. Atrapa suavemente, y cuando te das cuenta estás a punto de terminar y no quieres que se acabe el mundo que Mitchell tan diestramente ha configurado.
Recomendable, por supuesto, a menos que seas fan de Twilight, ahórrate la molestia: No le vas a entender.
Una joyita literaria.
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